Recuerdo hace años que tuve una novia, que me parecía como a todo enamorado “la mujer más hermosa”, ella tenía su cabello largo, negro, ondulado. Un día ella me dice “me cortaré el pelo, tengo ganas de tenerlo corto” y yo me quedé en shock, ¿cómo es posible que quieras hacer eso?, se te ve hermoso. Me dijo, necesito un cambio en mi vida, yo puse mi cara de pocos amigos, como que no me agradaba mucho la idea, en el fondo de mi ser tenía un mal presentimiento, de esas veces que sabes lo que ocurrirá, pero te da miedo aceptarlo, “ella te dejará”.
Al día siguiente, ella llega con el cabello corto y reconozco que para mí ya no se veía tan radiante, su mirada era otra, sus gestos indicaban un cambio de actitud, entonces me pregunta ¿cómo me veo? Y yo, fingiendo, para no hacerla sentir mal, digo que muy bien, desgraciadamente no me lo creyó y se sintió ofendida, tenía sus expectativas en que le aprobara algo que ella deseaba, pero, en mi caso, no podía fingir, no me gustaba como se veía, sin embargo, todo se solucionó “momentáneamente”.
Un día escucho en un programa de televisión a una psicóloga decir que “cuando una mujer hace un cambio drástico en su cabello, prepárate, porque cambiará algunos aspectos de su vida y uno de ellos puedes ser tú”, al darme cuenta de la posible realidad, la incertidumbre se apodera de mi ser y efectivamente, yo era uno de los cambios que ella estaba haciendo, la relación ya no daba para más, estaba rota, no había porque seguir adelante, su manera de ser era otra, hablaba de otros temas, tenía otros sueños y metas donde yo no figuraba, el trato hacia las personas y las amistades que tenía ella, eran casi opuestas.
Con el paso del estudio de mi carrera y las experiencias, me doy cuenta que las mujeres inconscientemente le dan una prioridad a su cabello, para ellas es una parte fundamental en su atractivo, es un eje en su belleza y en su vida, el cambiarlo en diversas mujeres es sinónimo de transformación, es dejar de lado una parte que ya no desean, tal vez porque aspiran a algo diferente, que les haga sentir cosas diferentes a lo habitual, a lo que las hastía, quizás porque quieren dejar de lado aquello que tanto las lastimaba aunque inconscientemente lo querían.
Tal vez ocurre primero la transformación o los cambios interiormente y después siguen los físicos como el cabello, la mujer es un devenir, es y vuelve a dejar de ser y a veces vuelve al mismo lugar pretendiendo volver a ser el mismo, pero para su sorpresa jamás lo será, su edad ya no será la misma, sus ideas serán otras, pero al final hay algo que si será siempre humana. (Esto aplica para el hombre).
Estimado lector masculino si ves cambios drásticos de tu mujer, novia, o amada, prepárate, mantén la expectativa y sólo ámala, no intentes apagar su fuego, su ser, quizás el que tú probablemente seas el cambio sea benéfico para ambos.
Fernando Ulises Moreno Araiza