En los últimos meses México se ha visto amenazado por los constantes incendios que azotan a sus bosques, independientemente de la causa (y del motivo, considerando que podrían haber sido provocados), las consecuencias las hemos pagado todos, entre dificultades para respirar y las lluvias de cenizas, las contingencias atmosféricas se hicieron cada vez más frecuentes. La innegable pérdida de hectáreas de bosques es un hecho que preocupó a la sociedad.
Tras esta alarmante situación surgieron iniciativas civiles de reforestación, lamentablemente algunas de las personas que propusieron soluciones a esta problemática (aunque la intención haya sido buena) poseían conocimientos deficientes sobre temas relevantes como ecología, poblaciones, introducción de especies, especies invasoras, entre otros, y no eran conscientes del daño que a mediano y largo plazo podrían provocar, pues sus efectos sobre el ecosistema podrían llegar a ser incluso más graves que los mismos incendios. Una de las campañas proponía que al terminar tu fruta (ya fueran naranjas, sandías, manzanas) guardaras las semillas y las dejaras secar y al momento de estar listas llevarlas contigo cuando salieras de la ciudad y esparcirlas por la carretera. Una buena intención no basta, ya que los resultados de llevar a cabo dicha idea podrían ser catastróficos, pero ¿por qué?
Cada ecosistema tiene una población definida que se ha adaptado a las condiciones y recursos que este ofrece, por ejemplo, el musgo es una planta no vascular (es decir, que no posee un cuerpo definido en hojas, tallo y raíz) que habita en ecosistemas con altos niveles de humedad, pues requiere grandes cantidades de agua para su supervivencia, por lo que no encontraremos musgo en un lugar seco. En el estado de Jalisco existe una amplia variedad de especies animales, plantas y fúngicas que nacen y se desarrollan de forma natural, de echo; Jalisco es orgullosamente hogar de algunas especies endémicas del país como lo es el ajolote, que podemos encontrar en reservas naturales como Sierra de Quila. Las especies endémicas son aquellas cuya existencia se limita a una región en particular, y queda aislada ya sea por barreras biológicas o geográficas. Por el contrario, existen también las especies cosmopolitas, cuya capacidad de adaptación a ambientes diferentes es alta.
Habiéndonos puesto en contexto, pensemos en qué pasaría si vamos atravesando el estado arrojando semillas, ¿cuántas de esas plantas son nativas del estado de Jalisco? Quiero decir, ¿cuáles de esas semillas crecen de forma natural aquí? Si no lo hacen, entonces podemos llamarlo “introducción de especies”, que puede desarrollarse de dos maneras: dicha especie podría no contar con los medios y morir, por otro lado, establecerse y reproducirse exitosamente para su posterior dispersión. El establecimiento de una nueva especie en un ecosistema es más complejo de lo que parece, independiente de que fuera planta o animal, esa especie tendría que competir con las especies nativas por los recursos disponibles, lo que llevaría a esta segunda a su desaparición (o extinción, si fuera el caso de una especie endémica).
Como en el famoso caso de introducción de conejos en Australia, en el que se importó a este mamífero para la caza con fines recreativos. Después de ser introducido se estableció de manera exitosa, se reprodujo y se dispersó por el continente. Su gran proliferación los convirtió en plaga, pues se alimentaban de los cultivos de los agricultores de la región, y además consumían los pastos de los que dependían otras especies nativas, lo que provocó la extinción de los organismos endémicos.
Introducir una especie que no pertenece a la población de un ecosistema determinado es un hecho que tendrá grandes consecuencias, es importante informarse y ponerse en contexto antes de actuar de manera equivocada. Es importante saber, por ejemplo, que nuestro bosque La Primavera tiene una vegetación en particular, que en su mayoría está formada por pino y encino, vegetación de bosque tropical caducifolio, vegetación riparia, entre otros.
Cuidemos el bosque y la vida en él.
Por: Nayeli